Más que una pequeña ermita, construida en el año 1.614, es un pequeño santuario donde yacen los restos de San Amaro en Burgos, con su púlpito móvil metálico exterior. Este santo no está canonizado por la iglesia oficial y parece ser que fue un peregrino francés del siglo XIII en el Camino de Santiago y que ya de vuelta y en Burgos, decidió quedarse y dedicarles su vida. El lugar es un remanso de paz al lado del Parral. Tinta china indeleble y rotulador.
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